"Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte". Aunque nunca me hubiese mirado de la misma manera que te miro a vos. Al final de cuentas, en el juego de los espejos, quién termina siendo reflejo de quién?

martes, 21 de diciembre de 2010

Una vez mi psicóloga me dijo: “-Lo que no cambia es el motivo, lo que no cambia es la ausencia” a lo que le respondí: “- Sos una hija de puta!” (Fue demasiada directa y me dolió muchísimo, pero a veces…es necesario). Hay un espacio vacío, ahí donde vos ya no estás. Y sí, otra vez ese vacío me vuelve a inundar el alma, dejándome de cara al piso, haciéndome doler el cuerpo entero, ese vacío que se hace tan fuerte e insaciable cuando ya no hay nada más que hacer, cuando no hay amigos, trabajo, libros, música o charlas de por medio, ese vacío que me frustra y que por momentos no me deja respirar, por otros momentos se materializa en lágrimas y por otros en tener que salir corriendo a buscar un almohadón para contener los gritos. Ese vacío que, a veces, se transforma en una asociación constante con mi pasado, un pasado que sigue haciendo ecos en mi presente, ese vacío que me llena de incertidumbres, de preguntas sin respuestas y el efecto dominó termina en el miedo y en la no creencia. Le temo a las ausencias, le temo al abandono, le temo a lo maravilloso que es recibir afecto, temo permitírmelo, temo destruirlo, temo aniquilarlo. Creo que conozco de memoria esta sensación. Y sí, que me perdone la vida, que me perdone mi presente. Pero sigo buscando, inconscientemente, personas, cosas, recuerdos que siempre, por distintos motivos, me son familiares y me traen esa sensación conocida y paradójica a la que tanto le temo pero, a su vez, finalmente vencida, hago y permito que se apodere de mí por completo, sigo repitiendo la misma historia de un pasado que me vio nacer, que me conforma y me hace lo que soy, sigo atada a mi pasado y a sus secuelas. Secuelas que, ¡la puta madre!, te hacen más presente que nunca. Hoy me voy a dormir confundida entre muchísimas cosas lindas que de seguro las hay en este preciso momento, pero se me hace muy difícil verlas. Hoy me voy a conciliar el sueño en el cuerpo de alguien que le cuesta millones hacerse y dejarse querer. Hoy comienzo a tomar distancia. Hoy comienzo a recapitular y a tomar dimensión real de mis intentos fallidos y sus causas. Hoy comienzo a entender un poco más. Ya no sé quién es el culpable o el miedoso pero yo sólo intenté quererte, aunque no tenía ningún motivo. Aprender, siempre se aprende, siempre se crece. Creo que eso es lo único bueno. Aprendí tanto de vos y de todo lo que no hiciste. Me cansé de soportarte. No pudiste darme más que perdones, dudas, misterios y yo no puedo dejar de recordarte durmiendo en mi cama. Tengo tantas ilusiones rotas y amores sin medida. Me encuentro en tantas noches tristes y mañanas felices. Me encuentro con vos, como todos los días.