"Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte". Aunque nunca me hubiese mirado de la misma manera que te miro a vos. Al final de cuentas, en el juego de los espejos, quién termina siendo reflejo de quién?

martes, 31 de agosto de 2010

La Transitoriedad



"Es incomprensible que el pensar en lo transitorio de la belleza afecte nuestro disfrute de ella. En lo que hace a la belleza de la naturaleza, el invierno la destruye cada año. Pero regresa al siguiente, de modo que, en relación con nuestras vidas podemos decir que es eterna. La belleza de la forma y el semblante humanos se desvanece para siempre en el transcurso de nuestras vidas, pero su transitoriedad les añade encanto. No porque una flor se abra durante sólo una noche nos parece menos bella. Tampoco puedo entender por qué la belleza y la perfección de una obra de arte o de un logro intelectual habrían de perder valor por su limitación temporal. Es posible que llegue una época en que las estatuas y los cuadros que admiramos se conviertan en polvo, o que nos suceda alguna raza de hombres que ya no entienda las obras de nuestros poetas y pensadores, o que llegue una era geológica en la que ya no exista la vida sobre la tierra. Pero, como el valor de toda esa belleza y perfección sólo existe en relación con el significado que tiene para nuestras propias vidas emocionales, no hace ninguna falta que nos sobreviva y es independiente de la duración absoluta"-.


Sigmund Freud


Esto me recuerda mucho al hecho de que muchas veces, lamentable y jodidamente, les damos valor a las cosas, o bien, adquieren mucho más valor aún del que tenían, aquel día en que las circunstancias de la vida, de la vida transitoria (por llamarlo a grosso modo), hacen que las perdamos y no las tengamos más con nosotros. Siempre me llamó la atención esta especie de paradoja humana, de instinto masoquista innato. Lo lindo (y a veces no tanto) es que, tal como lo dice Freudchi, la transitoriedad no afecta en absoluto aquello que es significativo para nuestra vida, el hecho de que las cosas no sean perdurables no les quita valor o significado. Lo lindo es eso, el saber que los valores humanos van mucho más allá de la muerte y el punto final de las cosas.

domingo, 29 de agosto de 2010

Androginia


JODIDO idealista Platón no?. Su filosofía está colmada de los mejores ideales que puedan caber en la psiquis de un ser humano. Por supuesto que él excedió como ninguno ese lugar (en el que uno idealiza cualquier cosa, persona o vínculo hasta hacerlo reventar en más de una oportunidad. CÓMO NOS ENCANTA!) que, si bien, no llega a ser anatómico ni tangible, tiene un peso ENORME para la realidad y se hace SENTIR lo cual, paradójicamente, lo vuelve tangible. Uno de los ideales más lindos, a mi parecer, que tuvo Platón y lo da a conocer claramente en una de sus obras (“El Banquete”) es el que habla sobre el amor. Él cuenta acerca de una pareja (no necesariamente hombre y mujer sino que había tres clases distintas de parejas: H+M; H+H; M+M. Obviamente, es sabido que el amor entre hombres era considerado EL mejor de todos, en fin, una pareja jjjaja), acerca de que una pareja se debe complementar (por Dior! Si lo tendremos metido en la cabeza a lo speech de Sprayette, es TAN actual), como si entre los dos pudieran llegar a formar una totalidad, una unidad, una sola cosa de la cual cada uno seria una parte, quedando anudados de alguna forma. El famoso mito de la media naranja, en palabras de Platón el mito del Andrógino, un ser primigenio al que no le FALTABA NADA, él era una totalidad, un uno, un ser completo que habitaba el mundo sin ningún tipo de preocupaciones, ni de deseos. Peeeero un buen día es divido en dos, por un agente de la ley, que condena a cada una de las partes a vagar por el resto de sus días en busca de la otra. Y así es, estamos condenados, vamos en búsqueda de la falta todo el tiempo. Eso es lo que nos hizo unos eternos deseantes insatisfechos (¡por suerte!), ya que el uno no deseaba porque lo tenía todo. El punto del meollo está en el momento en que los ideales pasan a ser el velo de nuestra mirada. Es muy importante tener en cuenta, partir de que cada ser humano es único e irrepetible, cada ser humano es un universo distinto de deseos, encantos, delirios, miserias, pasiones, ambiciones, etc., etc., etc. y no por ello hay que someterse al ideal del otro porque lo más grave de eso es mentirse a uno mismo y dejar lo que somos de lado. Todos nosotros damos cuenta de ello cada día, en cada decepción, en cada caída a la realidad (a la velocidad de la luz…¡FUERTE!). Damos cuenta de la imposibilidad de volver a encontrar lo que nos falta. No somos una copia del otro, somos diferentes (se los re-cu-er-do!) y aquí claro…¡bienvenidos los problemas!. Es bueno saber que lo que para uno vendría a ser lo más ideal a tu partenaire no le es nada fácil discernirlo. La función del ideal (“mentime que me gusta” es una de mis frases de cabecera) es, justamente, ocultar, tapar lo real. Lo real que tapa el mito del Andrógino, en este caso (esto de complementarse con el otro) es la diferencia. Y, por cierto, reitero…es un MITO. Lo interesante de la diferencia es que pone en primer plano a lo más profundo de cada ser, a lo más particular y privado, es que te deja totalmente al desnudo, vulnerable e indefensa y si no te gusta ¡jodete!...”Hacete cargo”, me dijo Fran hace poco mientras sentada en la silla, en frente de ella, la miraba tan tarada o qué mejor que Charly y su “Bancate ese defecto”. Y eso es lo que más inconvenientes trae porque da mucho miedo. Moraleja: Aceptar la diferencia, que aquella división original del uno por más fea y dolorosa que suene es irreversible, que no somos todo para el otro, que nuestro partenaire tiene otros deseos mas allá de nosotros, que uno más uno no es UNO Arjona y lpmqtp! (dejá de enfermar a la gente) sino que son DOS sujetos que se desean y también desean otras cosas. He dicho!